-JOSEP MARIA FOLCH I TORRES- 1880-1950- IMAGEN ESCANEADA DE UN LIBRO QUE TENGO EN CASA
-SI CLICÁIS AGRANDARÉIS LAS IMÁGENES-
BONES TARDES:
A dalt he escanejat aquesta historieta exemplar de D. Josep Maria Folch i Torres, que tradueixo, una mica resumida al castellá.
BUENAS TARDES:
Traduzco al castellano esta historieta ejemplar de D. José Maria Folch i Torres.
LA HIJA DE LA VIRGEN
(Fantasía de invierno)
Pequeña, menudita, bien abrigadita, con un pañuelo viejo, roja de mejillas y nariz, y con las manitas escondidas en las axilas, iba caminando graciosamente, como una figurita automática, por el caminito que dividía el prado en dos partes.
¿De donde venía?¿Quien era?.
Estas preguntas no se las podía responder nadie.
Ella pobrecita sólo recordaba que había llorado mucho, cuando se encontró solita en medio del bosque.
Su padre, o lo que fuera aquel mendigo, que la llevaba para inspirar lástima, la había abandonado, mientras ella dormía.
Harta de llorar y sintiendo que sus pies se le helaban, salió del bosque y cogió el primer camino que encontró.
Aquella niña sabia hablar muy poco, pero recordó una oración que le había enseñado en otro tiempo su mamá.
Sintiéndose muy sola, recitó aquella oración:
"Angel de la Guarda-dulce compañía-no me desamparéis- ni de noche ni de día;-no me abandonéis-que yo me perdería"
Pronto se distrajo de sus penas, pues por el camino veia volar los pajaritos hasta el suelo para coger las migas y esto era tan divertido que pronto se olvidó de su soledad
Pero tanto llegó a andar, que estaba rendida.
Anochecía ya y empezó a tener cierto miedo.
Empezó a nevar y amenazaba a hacerlo copiosamente.
Ella aceleró su paro a pesar de su fatiga cuando encontró ante sus ojos un lugar en el que pudiera protegerse, sólo vió un muro muy alto, a unos cincuenta metros de distancia.
Allí se dirigió y con gran alegría vió un vacio en el macizo del muro, había una capilla con una pequeña imagen de la Virgen, en la cual se subía con unas rústicas gradas de piedra empotradas en el mismo muro.
Sin pensarselo, pues la nevada iba en aumento, la niña subió para protegerse dentro de la capillita.
Pero viendo que para sentarse tenía que retirar la pequeña imagen de la Virgen, le dijo:
-¿No os enfadaréis, Madre de Dios, si os aparto un poquito?
Y con mucho cuidado y reverencia, la apartó un poco, lo justo para poder caber.
Y como estaba tan cansadita se durmió.
Al día siguiente la nieve lo había cubierto todo,pero Maginet, el monaguillo, no temía a nada y nunca faltaba a la misa primera.
Acostumbraba a pasar por delante de la Virgen y hacer la señal de la Cruz al pasar.
Pero aquel día se quedó sorprendido.
Terminaba de ver a la niña perdida, profundamente dormida dentro de la capilla.
Y sin vacilar subió y la despertó.
La niña abrió los ojos sonriendo.¡Había tenido un sueño tan hermoso!
-¿Que haces aquí?- le preguntó el monaguillo.
-Duermo-le respondió ella-¿De donde vienes?
-Ahora soñaba que estaba en el cielo y veía a la mamá.
Otras preguntas le hizo Maginet, pero viendo, que no podía aclarar nada, y se hacía tarde, le encomendó que no se moviera de allí y se fue a la rectoría.
Al terminar la misa , lo explicó al Sr. Rector y a todos los vecinos del pueblo, y todo el mundo corrió hacia la capilla.
-¡Que bonita es!-exclamaban las mujeres.
El Sr. Rector la hizo bajar, y pidió si alguna mujer quería ahijársela.
Dos o tres dijeron que si a la vez.
Pero Maginet, lo mismo que un gato furioso, se puso delante de la gente y dijo:
-Esta niña es mía, yo me la he encontrado.
-¿Pero que harás tu?- le dijo el Sr. Rector.
-Yo le daré sopitas y la cuidaré.
-Pero si tu no tienes madre.
-Por esto lo hago.Ella como se vé es hija de la Virgen, y así yo seré su hermanito, y también será mi madre la Madre de Dios.
El Señor Rector sonrió, y les dijo a las mujeres que se disputaban a la niña:
-No os enfadéis. esta niña ya tiene madre y tendrá un hermanito.
Y le dijo al oido de Maginet:
-Dile a tu padre que donde el no llegue, llegaré yo.
Desde entonces aquella niña ya no tuvo otro nombre que la hija de la Virgen.
Si de pequeña lo parecía por su hermosura, de mayor lo pareció más por su piedad y santidad de su vida.
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Desde Valencia con cariño,amb carinyo, Montserrat Llagostera Vilaró